Grupo de varias veleras/Adornan las radas de mi Toas/Chalanas, piraguas y canoas/y los verdes cocoteros, sus riberas.
Así comienza la primera estrofa de la danza: “Canto a mi Toas” que identifica éste ámbito insular cuyo autor fue el poeta Leví Parra, y que recorriera como un tornado la geografía nacional en la década de los sesenta en la voz de Víctor Alvarado, su máximo cantor, y uno de los mejores del Zulia de todo los tiempos.
Esa es la razón por la que su gente es tan alegre, canta, compone canciones y toca cuatro.
Isla de Toas deriva su nombre del vocablo arawaco: Touu, que significa mis ojos, en alusión a sus cerros más altos que servían de atalaya a sus primeros pobladores, afín de identificar en la distancia alguna presencia extraña o enemiga.
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